Nació el 24 de noviembre de 1713 en Clonmel (Tipperary), en el sur de Irlanda. Estudió en Cambridge. Fue ordenado sacerdote de la Iglesia de Inglaterra en 1738. En 1760 se le otorgó el vicariato de Coxwold. En 1741 se casó con Elizabeth Lumley. Empezó a escribir a los 46 años. Sterne anticipa muchos de los recursos narrativos de las vanguardias literarias de fines del siglo XIX e inicios del XX. Murio de tuberculosis el 18 de marzo de 1768 en Londres.
Obra
Ha venido a considerarse como una de las mejores novelas cómicas en lengua inglesa, y como una predecesora, en tanto que en estilo, de muchas novelas modernas. Y se publicó en nueve volúmenes.
Argumemnto y estilo
Narrada en primera persona y de un modo intrincado, humorístico, desarreglado y un tanto picaresco, la novela pretende ser la autobiografía del narrador, Tristram Shandy. Sin embargo, en uno de los giros humorísticos centrales de la novela, a saber, que el tal Tristram Shandy es incapaz de explicar nada de forma sencilla, el narrador recurre una y otra vez a digresiones y anécdotas explicativas que supuestamente ayudan a formar el contexto de su vida. La mayor parte de la trama de la novela gira en torno a diversas anécdotas domésticas que ocurren en el entorno de los Shandy, con las que el autor logra crear escenas realmente cómicas gracias a que confronta los temperamentos opuestos de Walter. En medio de esas anécdotas, el narrador, mientras trata de completar la historia de su vida, va a abordar temas tan variados como las prácticas sexuales, los insultos, la influencia de los nombres propios en las personas, las narices (forma eufemística con la que trata sobre los penes), la obstetricia, la ingeniería militar, la filosofía, etc. Lo que más llame la atención en el Tristram Shandy sean los aspectos más formales de la obra, en la que se hace parodia y experimentación de las estructuras narrativas en boga durante el siglo XVIII. El lenguaje de la obra es muy desarreglado. Hace continuo uso de contracciones dieciochescas, que dan un aspecto informal a la obra y pueden dificultar su lectura al lector moderno; la ortografía de nombres propios y de ciertos vocablos la da incorrectamente, y en muchos casos en su forma latinizada. El léxico puede ser, no obstante, muy técnico y ajeno al lector común, sobre todo en aspectos tan concretos como la ingeniería militar o la teología.
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